LUCHA CONTRA EL
IMPERIALISMO Y EL FASCISMO.
Estimados
delegados y delegadas de este XI Encuentro Latinoamericano y Caribeño de
Sindicalistas.
A nombre de los integrantes del Frente
Popular Revolucionario (FPR, México) y de las organizaciones integrantes de la
Liga Internacional de la Lucha de los Pueblos (ILPS por sus siglas en inglés),
reciban un combativo y revolucionario saludo, deseando que la Décima Primera
Edición de este Encuentro, sea de gran éxito y contribuya a crecer la lucha del
proletariado en esta región del mundo, tan golpeado por el imperialismo y las
oligarquías nacionales.
Después de las crisis cíclica iniciada
hace 10 años, estamos asistiendo a una situación mundial con mayor
profundización de la crisis general del sistema capitalista; hoy, está
delimitada claramente la solución que la oligarquía imperialista mundial
pretende darle a esta crisis, la atención de ellos está centrada en cómo
descargar todos los costos de esta crisis sobre la espalda de los trabajadores;
intentaron salvar la crisis cíclica de 2007-2008, transfiriendo millares de
dólares de los fondos públicos a los monopolios que se declararon en quiebra,
tras ello, multiplicaron la deuda pública de casi todos los países del mundo,
los cuáles hoy están al borde de la quiebra financiera, para resolver este otro
problema, los imperialistas a través de sus organismos internacionales, como el
Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización de las
Naciones Unidas, el Banco Interamericano de Desarrollo, han obligado a todos
los países a la implementación de medidas para salir de esta crisis; estas
medidas están dirigidas a aumentar el pago de impuestos, privatización de los
servicios públicos (educación, salud, agua potable, etc.), despido masivo de
trabajadores al servicio del Estado y de la industria, recorte a los programas
dirigidos a las poblaciones ubicadas en la pobreza, la apertura de los
mecanismos para el saqueo de los recursos naturales en los países exportadores
de materias primas.
Frente a la inconformidad creciente de
los trabajadores y los pueblos, la respuesta de los Estados capitalistas ha
sido un acelerado proceso de fascistización; el endurecimiento de las leyes
para perseguir y castigar a los luchadores sociales, el aumento del presupuesto
para las fuerzas militares, policías y las instituciones de inteligencia,
espionaje, etc.; son parte de este proceso de fascistización que se realiza más
o menos de la misma forma en la mayoría de los países con gobiernos
neoliberales; el ascenso de fuerzas fascistas en los países imperialistas como
el caso de la llegada de Donald Trump en Estados Unidos, con una política
xenófoba y racista y el retorno de gobiernos derechistas como en los casos de Brasil
y Argentina, al mismo tiempo que en los países gobernados por la
socialdemocracia y el nacionalismo burgués, hay un franco proceso de
derechización, abandonando toda posición populista de izquierda que en otro
periodo sostuvieron varios gobiernos en América Latina.
Otra de las formas que hoy los
diferentes bloques imperialistas están forzando al mundo a un nuevo reparto del
mercado internacional, han convertido amplias regiones del mundo como Oriente
Próximo, África y América Latina en zonas de disputa, cada uno de los bloques
imperialistas introducen sus capitales, se apoderan de los recursos naturales
de nuestros países y buscan el control de los gobiernos de los países dependientes
para ampliar sus márgenes de dominio; pero esta situación lleva, a que esta
disputa empiece a trasladarse al lenguaje militar, y con ello el peligro de una
Tercera Guerra Mundial de rapiña, para imponer un nuevo reparto del mercado
mundial.
¿Qué tiene que ver todo este escenario
internacional con la lucha de los trabajadores y la defensa de sus derechos?
En primer lugar es indispensable que
el proletariado de todos los países comprenda que la ofensiva desatada contra
las conquistas laborales no son hechos aislados, que el origen en cada uno de
nuestros países, es parte de una tendencia política internacional implementada
desde el imperialismo, como intento de evitar el ocaso total de sus monopolios
ante la crisis actual.
La tercerización y flexibilización
laboral, la destrucción de contratos colectivos de trabajo, el desmantelamiento
de la seguridad social, la ilegalización de los sindicatos, son entre otras
medidas, lo que los gobiernos en conjunto con las organizaciones patronales y
los organismos internacionales del imperialismo están aplicando en todos los
países.
La adaptación de las leyes a estas
nuevas condiciones de sometimiento de la clase obrera, es lo que en muchos de
nuestros países se conocen como reformas estructurales, reformas políticas y
nuevas formas de aplicación de la “justicia laboral”; lo mismo se aplican
directamente en el ámbito laboral, o en las leyes que regulan el funcionamiento
de los servicios públicos, pero todas estas maniobras políticas y legales están
dirigidas a desmantelar las conquistas históricas del proletariado.
Esta nueva ofensiva fascista e
imperialista es más agresiva e inició una nueva etapa, después de la crisis
económica desatada hace una década; ofensiva que no sólo ha buscado eliminar
los derechos de los trabajadores sino liquidar todos los derechos políticos y
sociales de las masas de los distintos sectores explotados y oprimidos; además
de facilitar la depredación de los recursos naturales y el medio ambiente, con
el único interés de seguir acelerando la acumulación y centralización del
capital a escala planetaria en perjuicio de todos los pueblos del mundo.
Como respuesta a lo anterior, también
hemos vivido una década de grandes levantamientos populares, rebeliones e
insurrecciones, huelgas generales y multitudinarias movilizaciones en casi
todos los continentes; así podemos mencionar muchos ejemplos como los de la
denominada Primavera Árabe, que derrocaron los gobiernos de Libia, Egipto y
Túnez; el movimiento de los Indignados en España, el Ocuppy Walt Street en
Estados Unidos, la rebelión de las Paraguas en Hong Kong y las múltiples
huelgas generales en distintos países de Europa, especialmente en Grecia,
Francia e Italia. En el caso de América Latina, ha jugado un papel de primera
fila las movilizaciones y huelgas generales de Brasil; la reciente huelga
magisterial de Perú, los paros agrarios y los paros regionales de Colombia, así
como la lucha del pueblo venezolano por la defensa de la soberanía nacional y
contra la intervención imperialista; las luchas populares y magisteriales de
México, etc.
Han resurgido con fuerza las luchas de
las nacionalidades por la independencia y la autodeterminación de los pueblos,
contra la opresión de los países imperialistas; tales son los autodenominados
Grexit, Brexit, la lucha por la independencia de Puerto Rico, la conformación
de las repúblicas populares de la Nueva Rusia, hasta llegar a la recién batalla
que ha librado el pueblo catalán por su independencia.
Sumados todo este acumulado de lucha
de las masas populares, sin duda es una vasta fuerza que se ha levantado contra
el sistema capitalista-imperialista; en todas estas luchas la clase obrera ha
sido parte importante, pero también la juventud y las clases medias de la
mayoría de los países; en muchos de estos movimientos también las burguesías
nacionales fueron parte de esta vorágine social.
Fue muy diversa la composición de
estos movimientos, sin embargo, la dirección principal fue acaparada por
sectores de la pequeña burguesía o la burguesía nacional, cuando no, sectores
de la oligarquía excluidas por el proceso de acumulación capitalista a escala
internacional.
La importancia histórica de estas
grandes movilizaciones populares radica en que han abierto una nueva etapa de
la lucha de clases, han marcado el inicio de una nueva época de acenso de la
lucha de las masas en todo el mundo; pero las limitaciones de estos movimientos
están perfectamente identificadas: aparte de que fueron movimientos surgidos de
la espontaneidad, la conducción política de la mayoría de los movimientos de
ésta década ha radicado esencialmente en sectores de la pequeña burguesía y la
burguesía nacional; en algunos casos no fue de menor importancia el factor de
las contradicciones interimperialistas los que influyeron para acelerar grandes
movilizaciones mediante la manipulación
de las redes sociales.
Esta etapa de grandes rebeliones de
las masas marcadas por estas limitaciones, no podía conducir a cambios
profundos y radicales, ni destruir el sistema capitalista-imperialista, para
instaurar regímenes verdaderamente democráticos porque la conducción de clase
sobre la que se sustentaban, estaba empeñada a solamente “reformar y humanizar”
el sistema de opresión en la que están sometidos nuestros pueblos.
Las auténticas luchas obreras de esta
etapa, tampoco han logrado victorias que trasciendan la lucha reivindicativa,
cuando mucho han dado golpes importantes a las reformas o políticas
laborales antiobreras de los regímenes
correspondientes; pero no han logrado revertir completamente esas políticas.
A estas alturas, debe estar muy claro
que el proletariado a nivel internacional y en cada país, solamente podremos
detener las políticas neoliberales, imperialistas y fascistas, podremos
defender nuestros derechos laborales y conquistas históricas, defender las
libertades democráticas y los derechos sociales y humanos, si somos capaces de
desatar un gran movimiento que involucre a todos los pueblos, a todos los
sectores de trabajadores y víctimas de la rapaz política imperialista; si
podemos asumir como proletariado los intereses del conjunto de la sociedad,
siendo firmes en la defensa de nuestros derechos laborales, pero también siendo
consecuentes con la lucha contra el imperialismo y el fascismo.
Hoy, estamos ante dos peligros
catastróficos para todo el género humano: un nuevo periodo de ascenso del
fascismo y una guerra mundial de rapiña imperialista; dos peligros ciertos y
muy cercanos; al mismo tiempo estamos ante la posibilidad de que se abra un
nuevo periodo histórico de revoluciones; toca entonces, a la clase obrera jugar
un papel de primer orden en adelante; la única forma en que la clase obrera de
todos los países pueda jugar un papel de vanguardia, es llamar a todos los
trabajadores y los pueblos del mundo a construir los frentes populares o
frentes únicos antifascistas y antiimperialistas, en cada país, llamando a la
unidad a todos los demócratas, los progresistas, los revolucionarios y los
comunistas; ante el peligro de una nueva guerra mundial, ante la amenaza de la
peste fascista, ante la ofensiva de la derecha, la ultraderecha y la reacción,
por la defensa de las conquistas laborales, por la proyección de un
sindicalismo de clase, revolucionario, democrático e internacionalista, es
indispensable poner de pie al proletariado de todos los países, ocupar las
calles, las plazas y las fábricas desarrollando huelgas generales y huelgas
políticas.
Ante la intentona del imperialismo de
imponer una etapa de guerra de rapiña y fascismo, los proletarios del mundo
debemos proponernos con toda seriedad abrir una nueva etapa de revoluciones
proletarias.
El escenario que nos ofrece el
Encuentro Latinoamericano y Caribeño de Sindicalistas debe servir para
acercarnos a esa posibilidad, tendiendo lazos entre la clase obrera de los
países de nuestra región y los proletarios de otras latitudes del mundo.
¡Viva el Internacionalismo Proletario!
¡Viva la clase obrera de todos los
países del mundo!
¡Abajo el imperialismo y el Fascismo!
Florentino López Martínez.
Vicepresidente de asuntos Exteriores de
la ILPS y
Presidente Nacional del FPR-México.
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